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     En Sara como en cualquier albergue siempre hacen falta manos, la ayuda de los voluntarios es de suma importancia y sin ellos sería mucho mas complicado poder atender a los casi 400 animales que tenemos de media en nuestras instalaciones.

     La mayoría de los voluntarios empiezan viniendo a pasear a nuestros perros, poco a poco se van conociendo, haciendo amistades y viendo como funciona el día a día en el albergue.

     Siempre hay cosas para hacer, desde pasear perros, ayudar en las gateras, formar parte del equipo de mercadillos, llevar animales a hacerse rayos X, atender urgencias, recoger donativos, enseñar el albergue a los posibles adoptantes y muchas cosas más.

     Estamos encantados de recibir nuevos voluntarios, así que no lo dudes más y pásate a conocernos.

 

¿Por qué ser voluntario?

A cada uno de nosotros hubo algo que nos trajo hasta aquí, a dedicar nuestro tiempo a ser voluntarios, a ayudar de una forma u otra a estos seres que tanto nos necesitan y que ya otros les han fallado. Ese algo es el que queremos que nuestros voluntarios más fieles, los que llevan tanto tiempo con nosotros, dejando otras cosas que muchos consideran imprescindibles de lado, os expliquen de primera voz, y aquí vais a poder ver su historia, la que ellos mismos nos han explicado de como llegaron hasta aquí y el porque prefieren estar rodeados de estos maravillosos seres a esas otras cosas que otros creen imprescindibles.

 

​Flavia Baridon.

Voluntaria desde 2007.

Antes que nada, quiero empezar agradeciendo el inmenso amor que he recibido como voluntaria de sara… por todos esos momentos inolvidables que no caben en mi corazón. Momentos de intensa felicidad y también de profunda tristeza pero, en cualquier caso, momentos verdaderos que me hicieron crecer como persona en esta irrenunciable y maravillosa pertenencia a la vida.

Desde pequeña tuve la suerte de tener un hogar donde los animales eran parte de la familia, la mayoría, recogidos de la calle.

Al poco de llegar a la isla (hace 7 años), decidí llamar a SARA para reportar la desaparición de unos gatos callejeros. Me atendió Raquel, que muy amablemente me facilitó ayuda. Entonces decidí ir personalmente a conocer el albergue y echar una mano. Mis primeras visitas fueron paseando perros y la limpieza de la gatera. Recuerdo que el primer día estuve casi una hora conteniendo a un gato que estaba estresado porque lo habían dejado hacía pocos dias y se estaba adaptando al nuevo hogar.

Desde el primer momento me di cuenta la enorme necesidad de ayuda que tenían y poco a poco fue creciendo mi presencia allí. Empezó a ser una necesidad para mi ir a SARA, me sentía tan gratificada con lo poco que hacía que mi compromiso creció cada vez más. Llegó un momento que estaba más en el albergue que en mi propia casa J

Desde el primer día que no puedo desapegarme de mi voluntariado. Hoy por hoy, difundo la labor de la protectora en los centros educativos y asociaciones, porque quiero llevar el mensaje de amor por los animales, hablar por los que no tienen voz

Mi labor en SARA es de las experiencias más importantes que he tenido, porque allí amamos esos seres como nuestros hijos, los ves cada día, como juegan, se enfadan, se enferman, te miran, te piden, te mueven la cola, ronronean. Mi visión de los animales y su comportamiento ha crecido, he aprendido de ellos tanto… la presencia, la vida es ahora, no hay pasado ni futuro para un perro o un gato.

Recuerdo a Mescal, que llegó con el cráneo fracturado…no había pasado una semana cuando una tarde, yo estaba llegando al albergue a limpiar, lo veo esperándome en la puerta moviendo su colita. Esa imagen sigue imborrable en mi, no podía creer que ese ser en el estado en el que estaba, podía decirme algo bueno, “soy feliz a pesar que mi cabeza me la han roto”

Mi niño Berto, que se decidió la eutanasia porque su enfermedad no tenía cura y ya estaba sufriendo demasiado. Recordaré a Berto siempre, un perro que mostraba alegría a pesar de su dolor.

Mi Rudolf, que disfrutaba tanto los paseos! le encantaba mucho el agua, en cualquier charco se tiraba a revolcarse. Un día salió corriendo disparado, se me soltó de la correa y yo caí al suelo, cuando me vio entre la tierra y las piedras, volvió corriendo de prisa hacia mi, no paraba de lamerme la cara… ese era Rudolf, un perro de caza hiperactivo, pero que nunca te dejaría tirada. DEP querido Rudolf

Siemens, un gato que llegó en el peor estado posible. Cuando ya se recuperaba, comía con nuestra ayuda, no masticaba, sólo podía con una jeringa, pero tenía tanto apetito que tomaba la jeringa con sus patas delanteras. Verlo comer con tantas ganas, te levantaba el ánimo y la esperanza. Sus ganas de vivir…qué recuerdos tengo de ese maravilloso gato siamés

Cada día es un aprendizaje nuevo en SARA, tanto de las alegrías como de las tristezas. Porque los animalitos te muestran que hay que seguir adelante, que no entienden de rencor, ni lo que es bonito o feo, raza o mestizo, cachorro o viejo; viven el presente, te dan amor sin esperar nada, a pesar que te enfades con ellos, te perdonan de verdad y esto es algo que nosotros tendríamos que entender de una vez por todas.

La energía que sientes allí en SARA es inexplicable, es el amor cómplice de los que defendemos la vida con el compromiso y con una sonrisa en el alma.

Tengo la esperanza de que algún día SARA no sea una necesidad para la isla, que respetemos a los animales como ellos a nosotros. Ojalá podamos entender la vida como la entienden esos seres sin voz

Por favor, no te pierdas esta oportunidad, hazte voluntario!!

​Nazaret García

Voluntaria desde 2012.

Hacía tiempo que era consciente sobre la situación de abandonos en está isla , era algo que me preocupaba ,pero me daba reparo el vivirlo más de cerca y sentirme impotente , hasta que un día en 2012 salí de casa y me tropecé con una bola de pelos que apenas podía moverse , la gente pasaba a su lado con gran indiferencia , pero yo no pude y descubri que debajo de aquel manto había un ser que necesitaba ayuda , no me lo pensé dos veces y me lo llevé a Sara , Golbert que así fue como se bautizo hizo que cada fin de semana fuera a verlo ( necesitaba saber de él) , poco a poco me fui involucrando en las tareas del albergue , pasear perros , limpiar gatera ,lavandería cubrir en los diferentes mercadillos que se organizan para recaudar fondos , etc ; hasta que llegó mi primera acogida , Mi Leo , digo mi , porque me enamoré de mi pequeño Leopardo y terminé adoptandolo , ja ja ja …. Luego llegó Chanclas , sabía que era ya estaba adoptada , pero mientras llegaba la fecha necesitaba un hogar ya que era muy mimosa , fue dura su marcha (pero no me los puedo quedar a todos ) .

A día de hoy me doy cuenta que los reparos que tenía en involucrarme directamente en esta realidad, solo era una venda que yo misma me ponía y soy feliz en tomar la decisión de aportar mi pequeña ayuda , de pertenecer a esta familia , porque no solo las almas de 4 patas que encuentras en el albergue son espectaculares , sino también sus trabajadores y/o voluntarios .

Gracias chic@s por dejarme formar parte de ésta gran familia .

​Marga Sánchez.

Voluntaria desde 2013.

“Mi historia no tiene nada nuevo, quizás ha empezado de forma diferente. Llegué a Lanzarote proveniente de Tenerife en el 2009, pero no fue hasta 2012 cuando me quedé embarazada, y SI, comienzo mi historia en este punto pues cuando nació mi niña ya tenía a mi perrita Sune y nos quedamos en casa con un cachorro suyo. Fue una etapa bastante difícil, pues con una niña recién nacida, que lloraba prácticamente día y noche, sin dormir, con una perrita de 4 años y un cachorro de meses correteando por la casa…pues sí, una locura.

Todo esto me llevó a buscar un adiestrador para mi Lira, cualquier opción antes de dejarla…así que clase tras clase, la niña iba creciendo lo que llevó a que cada vez me fuera volcando más en este mundo, en esta realidad de la que no era consciente, una realidad en la que vivimos con momentos tan duros y tan satisfactorios al mismo tiempo…

Comencé en el 2013, ( también gracias a otro voluntario, Sergio) y como casi todos los voluntarios, paseando a los perritos, paseos que tanto agradecen sean cortos o más largos, contacto humano en definitiva….

También haciendo lavadoras para que sus mantas y toallas pudieran estar al día, limpiando, en la oficina…lo que haga falta, vamos que prácticamente todos los voluntarios hacemos de todo, de todo…

…y no sólo la labor interna del Albergue, sino por fuera, ayudando a los que nos encontramos, dándoles sombra, agua, comida, socorriéndolos en definitiva, y recaudando lo que podemos para que tengan los mínimo que necesitan, hasta encontrarles un hogar en el que puedan disfrutar…

Es una labor bastante enriquecedora, no se si soy yo la que les da a ellos o ellos a mi…(casi lo segundo), y formar parte de la gente de Sara…la mejor decisión que he tomado en mucho tiempo, animo a todo el que tenga dudas a que venga, no se arrepentirá. GRACIAS.»

​Carmen María.

Voluntaria desde noviembre de 2010.

“Mi inicio fue algo que ya hacía tiempo que esperaba ya que amo a los animales desde que tengo uso de razón.

Un día vi la página de SARA en internet y decidí pasar a ver el albergue. Al principio solo paseaba a los perros pero poco a poco me enganche y ahora haría cualquier cosa por estos «bichitos» ya que ellos han hecho que me dé cuenta que mi mundo es el de los animales y encima el cariño que me dan no lo puedo dejar plasmado en estas líneas.

Por casa han pasado muchos perros de acogida pero tengo 2 historias que me marcaron con diferencia. La primera es la razón por la cual me hice «voluntaria fiel», un día por SARA me entero que se necesita acoger a unos cachorros, los Telma, que han abandonado y que están débiles, en mal estado, y que necesitan biberón así que me ofrecí. Eran 6 pero cuando llegaron a mis manos ya eran 5, a las pocas horas 4 y finalmente solo sobrevivieron 2. Así me di cuenta lo importante que somos los voluntarios.

La segunda historia es la actual. Goldberg lo encontraron el día de los Dolores en un estado lamentable y tras unos meses en SARA decidí que sus últimos días serian en mi casa ya que es un perro mayor que no había sabido lo que es el calor verdadero de un hogar, a no ser que encuentre un hogar para él digno.

Les cuento estas historias porque forman parte de la protectora pero también de mí. No piensen en que historias más tristes, sino que entre todos podemos ayudar para que las cosas vayan a mejor, así que yo desde aquí lo único que digo es que tú aquí si eres importante.

Hazte voluntario!!!!”

Y después de todo esto llega a mis manos un día de tantos un bicho (porque no se sabía muy bien lo que era) Perla, y por ella tomé una de las decisiones más importantes en mi vida, cambiar de profesión, (había sido durante 20 años administrativo contable) quería ser peluquera canina, y después de estudiar y sacarme los títulos pues aquí estoy, siendo peluquera canina gracias a una preciosidad de la protectora……por supuesto ahora me dedico más a poner guapos a los bichitos de Sara, para que cuando lleguen a sus nuevos hogares estén limpitos y huelan bien.

Esto se ha hecho un poco largo, pero han sido casi tres años de felicidad, y espero que sean muchos más, los días en los que más triste me encontraba, pues a la prote a que los perretes me consuelen, y así era, allí se me pasan todas las penas, se me olvidan todos los problemas, ver esas caras esperando que los pasees, que los mimes, que les des chuches, eso no tiene precio, y siempre estaré agradecida a la gente de la protectora por acogerme de esa manera tan estupenda, a todos los voluntarios que están al pie del cañón, que son estupendos, he conocido personas estupendas, amigos a los que hoy en día quiero muchísimo, GRACIAS por dejarme formar parte de la familia de Sara.

Y si después de leer todo este rollo no te apetece ser voluntario, pues no sabes lo que te pierdes, ANIMO, somos gente estupenda, jeje.»